Einstein parece haber poseído un don especial, no siempre a disposición de los científicos: el don de imaginar problemas y situaciones de posible aplicación y de llevar a cabo esos vívidos y reveladores rompecabezas mentales, que permanecieron en su mente por muchos años.
Einstein era un escritor perfectamente idóneo, pero el lenguaje como tal, tenía poco atractivo para él. A menudo lamentaba su escaso talento para dominar idiomas extranjeros y retener materiales verbales con precisión. En cambio, sus dotes de inteligencia lógico-matemática y espacial eran notables. Podía asimilar inmediatamente como modelos, imágenes mentales inventadas.
JorKam
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